La motivación egoísta y exclusiva del lucro, es incompatible con los ideales cristianos y mucho más con las enseñanzas de Jesús.
Libro de Urantia. Pág. 805
Nuestra sociedad, se ha transformado en una sociedad de consumo y una búsqueda de lo fácil, rápido y desechable. Lo que parece tener mayor aceptación es lo pasajero, transitorio y efímero, porque nada de esto requiere compromiso verdadero, esto se manifiesta muy fuerte en las relaciones amorosas, con las consecuencias sabidas por todos para la vida familiar, olvidando que “la familia es la unidad fundamental de la fraternidad en la que los padres y los hijos aprenden esas lecciones de paciencia, altruismo, tolerancia e indulgencia que son esenciales para la realización de la hermandad entre los hombres.” 941
Este concepto de familia parece lejano, pasado de moda, porque lo que hoy impera es la relación sexual light, en donde hay consumo de sexo y unión, sin vínculos ni compromisos. Lo terrible es que esta búsqueda de placer por el placer mismo, termina produciendo hastío y vacío interior, porque al desvanecerse la pasión, no queda nada... y esta soledad interior es el camino directo que conduce a la droga y al alcohol, que cada vez es más común entre los jóvenes de todos los espectros sociales.
Estamos viviendo en una sociedad materialista, en la que prima el tener éxito monetario para poder consumir más, sin importar como esto afecta su Ser y la vida de los demás. La moda se ha convertido en el eje de la conducta moral y la abundancia material, la razón para vivir. Nadie está despreciando el dinero o haciendo una oda a la pobreza ni mucho menos, Jesús nos dijo que “ no hay pecado ninguno en tener posesiones honestas en la tierra, siempre y cuando no conviertas la riqueza de posesiones materiales, en tesoros que absorban tus intereses y desvíen tu afecto de la devoción a los asuntos del reino, porque donde está tu tesoro, allí también estará tu corazón” 1821
Sentimientos que el hombre de hoy casi no conoce, porque la búsqueda del placer ilimitado, desemboca en la permisividad, todo le está permitido, “todo vale” mientras el ego se sienta bien. Los supermercados más que productos venden símbolos, que funcionan a niveles subconscientes y totalmente irracionales, en los cuales la marca de una zapatillas, sube la autoestima y la publicidad de una crema, rejuvenece a la mujer y hace más poderoso al hombre
La vida se vive a un ritmo terriblemente acelerado, parece no ser importante el detenerse en nada, ni en nadie. El control remoto se activa para ver no uno, sino varios programas a la vez y la música se pone cada vez más fuerte, sin importar lo que piense el vecino y como para acallar las cosas que en silencio reclama nuestra alma, porque lo queramos o no, “la sublime búsqueda de Dios, es la aventura suprema de los habitantes de todos los mundos del tiempo y el espacio.” 22
El hombre puede aturdirse buscando el placer, sin embargo en lo más íntimo de su ser busca su permanencia espiritual, él se sabe de barro, pero también tiene conciencia que dentro de él, hay una parte de la esencia de Dios y casi en forma inconsciente añora su presencia, es en esos momentos cuando nosotros, los que tenemos más conciencia de Dios, debemos estar cerca de estos seres para tenderles una ayuda, a través de un mail, de un powers... de una palabra de cariño y comprensión, de esta forma nuestra religión del espíritu estará siendo operativa porque “no se puede recibir tanto y no dar nada”435
El dar este vistazo somero, a lo que está ocurriendo en nuestro mundo, es necesario para no quedarnos sumidos en una burbuja que nos duerme y robotiza. Si lo hacemos, no es para sumarnos a las acostumbradas quejas inútiles que escuchamos a diario, sino para tomar cartas en el asunto y darnos cuenta que no basta no hacer el mal, pues los tibios, los que callan, con su silencio se hacen cómplices del mal.
Nuestra misión es transmutarlo en bien y eso es totalmente posible pues “esta condena de oscuridad y todo este destino desesperado, se disuelve para siempre con una valiente pincelada de fe, pintada por el más humilde e ignorante de los hijos de Dios en la tierra. Esta fe salvadora nace en el corazón humano, cuando la conciencia moral del hombre, comprende que los valores humanos, pueden ser transformados en experiencia mortal, de lo material a lo espiritual, de lo humano a lo divino, del tiempo a la eternidad.” 1118
Debemos ser colaboradores de Dios, porque el Supremo no puede intervenir en forma directa en las acciones humanas porque El respeta nuestro libre albedrío y espera pacientemente que nosotros pongamos nuestra voluntad a su servicio, para que su reino se haga visible en la tierra, somos piezas indispensables en el puzle de la vida terrenal, sin nuestra colaboración, la evolución humana y la conciencia espiritual quedan incompletas.
Un principio de la física dice que cuando un electrón vibra, el universo se estremece ¿Por qué entonces no convertirnos en electrones vivientes, que vibren en una armonía tal, que al mundo no le quede ninguna otra posibilidad, sino la de cambiar el mal por bien.? Tengamos fe, porque como hijos de Dios podemos hacerlo, porque en cada uno de nosotros está su Espíritu.
Yolanda Silva Solano