Querer hacer el bien es una cosa y hacerlo realmente es otra.
Sí, desgraciadamente el deseo de hacer el bien no es suficiente:
debemos ser, igualmente, bastante lúcidos y honestos como para
admitir que aunque creamos actuar bien, en ocasiones cometemos
errores. Es por ello que debemos ser más desconfiados con
respecto a nosotros mismos que con respecto a los demás.
Puede suceder también que haciendo el bien atraigamos el odio y
la enemistad. La gente dice a menudo: «haz el bien y recogerás
el mal», y es verdad. Pero esto no debe justificar el egoísmo y
el rechazo a ayudar a los demás. Entonces, ¿cuál es la actitud
del sabio? Hace el bien con conocimiento de la causa, y si es el
mal lo que recibe a cambio, no le sorprende ni le aflige porque
ya sabía de antemano a lo que se exponía. Así pues, aquél que
desee hacer el bien es quién debe primero estudiar honestamente
sus móviles y los medios que emplea. Y después debe saber que,
incluso si hace realmente el bien, puede recibir a cambio el mal."
(Omraam Mikhaël Aïvanhov)