y aunque se quiera volver a empezar, no se puede borrar
lo que pasó, por eso hay que pensar muy bien antes
de actuar o de hablar.
Quizás suene pesimista esta realidad, pero no podemos ir
por el mundo sin rumbo, sin tomar conciencia de lo que se dice
y de los pasos que se dan; a veces es necesario caer para
aprender a caminar, llegar a perder para lograr valorar.
No todo está perdido, siempre tendremos otra oportunidad,
cada nuevo día es una puerta que se nos abre, para mirar al futuro,
retomar las riendas del presente y avanzar, hasta la meta cumplir
y hacer nuestros sueños realidad. El amor de Dios es tan grande
que todo lo perdona, no deja de confiar en sus criaturas,
a nuestro lado siempre está, El no nos abandona, somos nosotros
lo que a veces su mano soltamos; El está siempre ahí, como Padre
amoroso, esperando a que como el hijo pródigo,
regresemos al hogar.