Llámalo un deseo, una apetencia, o incluso un capricho, pero experimentamos
anhelos cada segundo del día. Desafortunadamente, tendemos a confundir para
lo que es realmente este anhelo y de dónde viene.
El anhelo que experimentamos no es por posesiones materiales o estatus social,
sino que más bien es el deseo de nuestra alma de alcanzar nuestro máximo
potencial.
La verdad acerca del anhelo es que, cuando lo utilizamos para convertirnos en
lo mejor, experimentamos lo mejor.