La energía del guerrero vive en cada uno de nosotros; es
una parte sustancial de lo que somos como nuestra
capacidad para amar, para sentir, para pensar y soñar.
El camino del guerrero es un proceso de autoexploración
y de autodescubrimiento. El trabajo del guerrero
consiste en aprender a mostrarnos sin temor ante el
mundo y en comprender que, al obrar así estamos
sirviendo precisamente a este mundo.
El guerrero espiritual acecha, se enfrenta y finalmente
se integra con todas las partes de sí mismo que lo
separan de su integridad.
Ahora es la clave del poder. La conciencia crea, y como
guerreros espirituales somos responsables de lo que
creamos, la tarea es identificarse con lo que es universal
y permanente: Esa es la meta. Trabajar con lo que está
presente para nosotros, esa es la senda del espiritual.
Espiritual es todo aquello que apoye nuestra conexión
directa con el Origen, con aquel Poder que creó nuestro
Universo y nos ha dado la vida.
Nuestra espiritualidad es aquella parte nuestra, infinita
y eterna y también inmutable. Es nuestra capacidad
para amar, para sentir alegría. para apasionarnos,
para estar abiertos y despiertos; es nuestro sentido del
humor, la capacidad para encarnar nuestros propios
dones y ser nosotros mismo en este mundo; para
encontrarnos en el Silencio, para sentir nuestra conexión
con Todo lo Que Es y para no tomarnos demasiado
en serio. Es la dedicación a lo Universal y lo Eterno.
Como guerreros espirituales que somos aprendemos a
experimentarnos como expresiones de una Inteligencia
Superior: nuestro guerrero confía en esa inteligencia que
sabe guiar y cuidar, y, a cambio, nosotros confiamos en
nuestro guerrero para que nos guíe y nos cuide.
La mayor tarea del guerrero es ayudarnos a reconocer y
a enfrentarnos a nuestro miedo. Todo tiene un propósito
en el Universo nada ha sido creado para causarnos daño,
pero disponemos de libre voluntad y podemos
apartarnos, si así lo decidimos, de nuestra alineación
con la Voluntad Universal.
Existen dos fuerzas primarias que actúan en el Universo:
el amor y el miedo. Tememos aquello de lo que estamos
separados. Intentamos arrojar de nosotros aquellas
partes nuestras que no deseamos tener. Pero esas
partes se alzan en nuestras vidas de muchas formas,
tiranizándonos hasta que las aceptamos.
Cuando repudiamos la parte de nosotros que no nos gusta
o la que tememos, la volvemos a encontrar reflejada en
nuestro mundo, en el trabajo, en nuestras relaciones,
de cualquier modo que pueda llamar nuestra atención
hasta que llega el momento en que deseamos
encarnarlas como parte nuestra.
El guerrero espiritual es aquella parte nuestra que tiene
el valor, la fuerza y la compasión necesarias para incluir
todo lo que somos, tanto lo que amamos como lo que
tememos y reconocer, al hacerlo, que finalmente somos
capaces de gozar de nuestra totalidad.
El guerrero está aqui para darnos valor, intención,
recursos, perseverancia, estrategia, serenidad,
tenacidad, integridad, paciencia, voluntad, compromiso,
y compasión de forma que podamos incorporar nuestro
miedo y transformarlo.
A través de nuestro guerrero espiritual podemos
enfrentarnos a nuestro miedo y adueñarnos de él,
aprender que el miedo tiene el poder de crear, y ver lo
que el miedo ha creado en nuestra vida. El guerrero
puede guiarnos para saber responsabilizarnos de
nuestras creaciones y transformar la oscuridad que
hemos traído a nuestras vidas, de forma que podamos
permanecer en la luz del amor.
Un abrazo de luz Flor Miriam
Flor Mirma