En el Evangelio de hoy, volvemos a vivir la hermosa parábola del sembrador que hace dos mil años el Maestro predicó a la multitud. “Una vez salió un sembrador a sembrar…” Y ahora, en este tiempo presente que vivimos, también “un sembrador ha salido a sembrar”. Ese sembrador es nada menos que el Papa Francisco, que reúne multitudes en torno a su presencia en Brasil para la Jornada Mundial de la Juventud.
Hoy Francisco es el nuevo sembrador… Él nos trae el mensaje de Jesús, porque es el representante legítimo y directo de Jesús en el mundo, y es portador de la humildad y el amor de Cristo. Y vemos la gente que se reúne para verlo, tocarlo, escucharlo… como sucedió hace dos mil años con el carpintero de Nazaret.
Hoy los jóvenes del mundo se aprestan a escuchar su palabra, su mensaje, su enseñanza. Llegan de todas partes con el deseo de recibir un baño de santidad de parte del Papa de los jóvenes. Por momentos el desborde es tan grande que hasta nos hace sentir temor por la seguridad de Francisco. Pero nada sucederá que no sea lo que Dios disponga. Nosotros, simplemente, recemos por él, y demos gracias a Dios por tenerlo al frente de la Iglesia.