Una buena práctica es preguntarse con toda sinceridad: "¿Por qué nací?" Hágase esta pregunta durante la mañana, tarde y noche... todos los días.
Nuestro nacimiento y muerte son una sola cosa. No se puede tener uno sin el otro. Resulta curioso observar cómo; frente a la muerte las personas están tan llorosas y tristes, y frente al nacimiento tan felices y alegres. Es una falsa ilusión. Creo que si usted realmente quiere llorar, sería mejor hacerlo cuando alguien nace. Llore al principio; debido a que si no hubiese nacimiento, no habría muerte. ¿Puede entender esto?
Uno creería que la gente podría apreciar cómo sería vivir, en el vientre de una persona. ¡Qué incómodo debe ser! Sólo fíjese cuán duro es simplemente permanecer en una choza, sólo por un día. Cierre todas las puertas y ventanas, y ya se está sofocando. ¿Cómo sería vivir en el vientre de una persona durante nueve meses? Y sin embargo, usted quiere aún meter la cabeza justo ahí, poner su cuello en la horca una vez más.
¿Por qué nacemos? ¡Nacemos para no tener que nacer otra vez! Usted nunca puede morir mañana, usted debe morir ahora. ¿Lo puede hacer? Si lo puede hacer, usted conocerá la paz de no hacerse más preguntas. La muerte, está tan cerca como nuestra respiración.