¡No todo está perdido!
Aunque, a simple vista te parezca un fracaso,
sigue apostando por lo que haces.
Siembra amistad aunque recojas rechazo.
Sonríe a los que te rodean,
aunque se queden perplejos de tu felicidad.
¡No todo está perdido!
Defiende aquellos valores que sin ser aplaudidos,
son cimientos de una nueva sociedad.
este mundo, necesita gente como tú:
gente que no esté muerta en vida.
Personas que, por defender la verdad,
no les importe ser perseguidos en la tierra.
Corazones que, por amar sin engaño,
sean traspasados por la ingratitud o el desprecio.
Manos que, por dar sin esperar,
permanezcan abiertas hacia lo divino.
¡No todo está perdido!
El Señor, aquí o allá, siempre estará a nuestro lado.
Saldrá en las horas amargas a nuestro encuentro.
Nos dará vida cuando, aparentemente,
estemos desgastados.
Consuelo cuando, en nuestros afanes,
nos agarre el desconcierto.
Esperanza cuando, al sembrar,
veamos que no hay fruto alguno.
Ilusión cuando, al avanzar, el pesimismo
sea alforja de nuestro duro viaje.
¡No todo está perdido!
El Señor, hoy y siempre, nos dice:
¡ levántate! De tu frialdad y cobardía,
de tu tristeza y de tu cerrazón,
de tus caídas y de tus combates,
de tus ideas y debilidades.
¡Levántate, hombre o mujer, niño o joven!
¡Levántate que, todo, no está perdido!