Esfúercense por entrar en ustedes mismo, para encontrar ese
centro espiritual, su Yo superior, a través del cual
nuestro Padre celestial se manifiesta en nosotros. Y una vez que
lo hayan encontrado, aférrense a él de tal forma que nada
ni
nadie pueda separarlos de él. Como Jesús, que hasta tal punto
reforzó esta conexión que podía decir: «Mi Padre y yo somos
uno.» Ustedes también, gracias a su Yo superior, tienen
la posibilidad de llegar a ser uno con su Padre celestial.
Si lo ignoran, es porque no le dan la posibilidad de
manifestarse.
Todas las regiones del universo tienen su propio centro, y de uno
al otro existe una conexión que debén tratar de buscar para
vivificarla. Aprendan a unir su corazón, el centro de la
vida en ustedes, con este otro centro, el sol, y a través del
sol, con Cristo y, finalmente, a través de Cristo, se conectan
con el Padre celestial, el soberano de todos los mundos. Sólo
pueden progresar uniéndose a seres superiores a través de este
vínculo por donde circula la vida divina, y es esta vida la que
los alimenta."
(Omraam Mikhaël Aïvanhov)