Señor, muchas veces el miedo al futuro no me deja vivir el presente con alegría.
Yo no puedo controlarlo todo ni tener todo previsto, y por eso el futuro me atemoriza.
Tengo miedo a perder lo que tengo, tengo temor de que me sucedan cosas malas.
Pero ese miedo es inútil. Sin ti todo es incierto e inseguro, Señor, pero contigo todo será más fácil.
Por eso te pido la gracia de confiar en ti, para que pueda aceptar tus proyectos sobre mi vida sin aferrarme a los míos.
Quiero dejarme tomar por ti, Señor, y caminar por la vida con esa confianza, como un niño seguro de la mano de su padre. Amén.