"Las oraciones, los ritos con los que los creyentes imploran el
auxilio del Cielo, sólo son eficaces si ponen un pensamiento
claro y un sentimiento ardiente en sus palabras y en sus gestos.
Si no, son inútiles. Y que no se pregunten después por qué
sufren, por qué el Cielo no responde a sus oraciones, por qué
no les
ayuda... Es simplemente, porque no han emitido esta
corriente poderosa gracias a la cual pueden entrar en contacto
con el mundo divino. Las palabras y los gestos no son nada si no
son sostenidos, vivificados, por las vibraciones del alma y del
espíritu.
Expresar nuestro sufrimiento no basta para ser escuchados por el
Cielo. La intensidad de un sufrimiento que empuja a los seres a
pedir socorro a menudo sólo queda en una agitación interior
dónde el alma y el espíritu participan débilmente. Sólo en la
armonía y la paz interior la oración llega a tener un poder
capaz de alcanzar el Cielo."
(Omraam Mikhaël Aïvanhov)