DE LA MUERTE
Habiéndoos dicho algo sobre el ministerio de los serafines durante la vida natural, intentaré informaros acerca de la conducta de los guardianes del destino al tiempo de la disolución mortal de sus asociados humanos. Después de tu muerte, tus registros, especificaciones de identidad y la entidad morontial del alma humana —evolucionada por el ministerio conjunto de la mente mortal y del Ajustador divino— son fielmente conservados por el guardián del destino juntamente con todos los demás valores relacionados con tu existencia futura, todo lo que constituye tu yo, tu real yo, excepto la identidad de la existencia continuada, representada por el Ajustador que parte y la actualidad de la personalidad.
En el momento en que desaparece la luz piloto en la mente humana, la luminosidad espiritual que los serafines asocian con la presencia del Ajustador, el ángel guardián se apersona ante los ángeles comandantes, sucesivamente, del grupo, compañía, batallón, unidad, legión y hueste; y después de haber sido debidamente registrado para la aventura final del tiempo y del espacio, dicho ángel recibe la certificación del jefe planetario de serafines para presentarse ante la Estrella Vespertina (o algún otro asistente de Gabriel) que manda el ejército seráfico de este candidato para la ascensión universal. Cuando el comandante de la más alta de las unidades organizacionales le otorga el permiso, dicho guardián del destino procede al primer mundo de estancia y allí aguarda la concientización de su protegido en la carne.
En caso de que el alma humana no llegue a sobrevivir después de haber recibido la asignación de un ángel personal, el serafín asistente debe proceder a la sede central del universo local para atestiguar sobre la exactitud de los registros completos de su complemento, tal como fueron trasmitidos previamente. Luego comparece ante los tribunales de los arcángeles para ser absuelto de culpa en el asunto del fracaso del sujeto a su cargo en la empresa de la supervivencia, y a continuación regresa a los mundos, para ser asignado nuevamente a otro mortal de potencialidad ascendente o a alguna otra división del ministerio seráfico.
Pero los ángeles ministran a las criaturas evolucionarias de muchas maneras además de los servicios de custodia personal y de grupo. Los guardianes personales cuyos sujetos no van inmediatamente a los mundos de estancia, no permanecen ociosos esperando el llamado dispensacional del juicio; se los vuelve a asignar a numerosas misiones de ministerio por todo el universo.
El guardián serafín es el fideicomiso de custodia de los valores de sobrevivencia del alma durmiente del hombre mortal, así como el Ajustador ausente es la identidad de ese ser universal inmortal. Cuando estos dos colaboran en las salas de resurrección del mundo de estancia en conjunción con la forma morontial recién fabricada, ocurre la reconstitución de los factores constituyentes de la personalidad del mortal ascendente.
El Ajustador te identificará; el serafín guardián te repersonalizará y luego te volverá a presentar al Monitor fiel de tus días terrestres.
Y aún así, cuando acaba una edad planetaria, cuando se reúnen los que están en los círculos inferiores del logro mortal, son sus guardianes de grupo los que los reúnen en las salas de resurrección de las esferas de estancia, así como dice vuestro registro: «Y él enviará sus ángeles con gran voz y juntará a sus escogidos desde un extremo del reino a otro».
La técnica de la justicia exige que los guardianes personales o de grupo respondan al llamado dispensacional en nombre de todas las personalidades no sobrevivientes. Los Ajustadores de tales seres no sobrevivientes no retornan, y cuando se pasa lista, los serafines responden, pero los Ajustadores no dan ninguna respuesta. Esto constituye la «resurrección de los injustos», en realidad, el reconocimiento formal de la cesación de la existencia de la criatura. Este llamado de la justicia siempre ocurre inmediatamente después del llamado de la misericordia, la resurrección de los sobrevivientes dormidos. Pero estos son asuntos que no conciernen a nadie sino a los supremos y omniscientes Jueces de los valores de supervivencia. Estos problemas de adjudicación realmente no nos conciernen.
Los guardianes de grupo pueden servir en un planeta una edad tras otra y por fin volverse custodios de las almas durmientes de miles y miles de sobrevivientes durmientes. Pueden servir en muchos mundos distintos de un sistema dado puesto que la respuesta de la resurrección ocurre en los mundos de estancia.
Todos los guardianes personales y de grupo en el sistema de Satania que se descarriaron en la rebelión de Lucifer, a pesar de que muchos se arrepintieron sinceramente de su locura, han de permanecer detenidos en Jerusem hasta la adjudicación final de la rebelión. Ya los Censores Universales han privado arbitrariamente a estos guardianes desobedientes e infieles de todos los aspectos de sus fideicomisos de almas, habiendo entregado estas realidades morontiales a los cuidados de los seconafines voluntarios para su salvaguardia.