-
DECÁLOGO PARA ABUELOS
Por Francisco-Manuel Nácher López
Ser abuelo es un premio que no todos alcanzan. Y que, por tanto, lleva aparejada una gran responsabilidad. Y exige mucha discreción, mucha prudencia y mucho amor. Por ello te convendría meditar bien los diez mandamientos que siguen:
1.- TU NIETO NO ES TU HIJO. Tu responsabilidad, pues, no es la del padre. Es otra, muy distinta, que debes descubrir.
2.- TU NIETO NO ES TUYO. No es de nadie. Pero la responsabilidad de su crianza corresponde a sus padres. No pretendas irrogártela pues perderás a aquél y puede que a éstos.
3.- JUEGA CON TU NIETO. Lo harás feliz y alegre y libre de complejos y, además, lo serás tú. Vuelve a ser niño y sé dichoso.
4.- DISFRUTA DE TU NIETO. Es una ocasión única que la vida te brinda de ser feliz, con un alma joven en tus manos y desinhibido completamente de las responsabilidades educativas, siempre limitadoras.
5.- NO CRITIQUES A TU NIETO NINGUNA ACTITUD, POSTURA, PALABRA O PENSAMIENTO DE SUS PADRES. El hijo, por ley natural, admira a sus progenitores. No seas tú quien destruya esa admiración.
6.- NO PERMITAS QUE TU NIETO TE CRITIQUE A SUS PADRES. Es una gran tentación. Pero tú debes tratar siempre de justificarlos y de defenderlos, pues los padres lo seguirán siendo de todos modos.
7.- PROPORCIONA A TU NIETO UNAS RAÍCES FAMILIARES. Ése es tu papel fundamental como abuelo. Relátale tu vida y la de todos tus antepasados y parientes, y la infancia de tu hijo, y las anécdotas de todos ellos, y háblale de lugares que habéis habitado o frecuentado y de vuestros orígenes; nárrale leyendas, cántale canciones de tu época, báilale los bailes que te han hecho vibrar...; proporciona así a tu nieto unas raíces seguras, profundas, una identidad y una ubicación en el mundo y en la sociedad, de modo que sepa siempre quién es y adónde pertenece y de dónde procede, y no se sienta solo en el mundo ni desarraigado, sin memoria histórica y sin justificación para nada.
8.- NO TE EXCEDAS EN LA VALORACIÓN DE TU NIETO. Todos los nietos, por definición, son, para sus abuelos, los más guapos, los más buenos, los más inteligentes, los más cariñosos, los más... y eso tú sabes que no puede ser. No dejes, pues, de ser racional por el hecho de ser abuelo.
9.- HAZ BUENO A TU NIETO. Dado que su padre está desempeñando el papel de educador y, por tanto corrector y sancionador, de un modo instintivo, tu nieto, que no tiene edad para comprenderlo, irá depositando en ti su confianza. No lo defraudes ni lo frustres. Sé su paño de lágrimas pero aprovecha esa ventaja para hacerlo bueno e inculcarle el amor al prójimo y a los animales y a las plantas y a la naturaleza toda y a Dios, y la compresión y el compañerismo y la tolerancia, y el sentido de responsabilidad y el cumplimiento de las promesas. Incúlcale la costumbre de preguntarse siempre por qué y encontrar su respuesta. Y, sobre todo, corta en él todo atisbo de clasismo, racismo, separatividad, soberbia o egoísmo. Es tu gran ocasión de prepararle un futuro feliz.
10.- NO MALCRÍES A TU NIETO. Puedes y debes disfrutar de él y con él, pero sin malograr con ello la labor educadora de sus padres e, incluso, aportando en ese sentido tu granito de arena siempre que haga falta. Vale más un hombre hecho y derecho toda la vida que una caricia momentánea en la niñez. Cuando tu nieto sea mayor, no recordará esas carantoñas, pero le quedarán los buenos hábitos de pensamiento, de sentimiento y de conducta que se le inculcaron en la niñez.
Estos diez mandamientos se resumen en uno: COMPÓRTATE CON TU NIETO COMO A TI TE HUBIERA GUSTADO QUE TUS ABUELOS SE HUBIERAN COMPORTADO CONTIGO.