Solemos decir libre albedrío, lo cual es una redundancia, porque el albedrío no existe sin la libertad, tal vez en forma inconsciente lo hacemos porque los seres humanos comprendemos muy poco lo que es ese tremendo don que nuestro Padre celestial nos ha otorgado porque "la presencia espiritual de la divinidad, no es caprichosa ni arbitraria. Su variante experiencial es inherente a la dote del libre albedrío de las criaturas personales” 150. La libertad atañe al ámbito de la acción y el albedrío a la manera en que lo utilizamos. Ambos representan dos niveles de la voluntad divina. La Libertad es el estímulo para la acción y el Albedrío es el acto volitivo y consciente de nuestro Ser.
Si bien es cierto que “en las creaciones del tiempo y del espacio, el albedrío está cercado de restricciones y de limitaciones. La evolución de la vida material es primero mecánica, luego activada por la mente y sólo después de la dotación de la personalidad, puede llegar a ser dirigida por el espíritu” 1301. La libertad se diferencia del albedrío, en que la primera tiene su expresión en lo externo, el último la tiene en lo interno.
“Así pues, siempre fue y por siempre será: los hombres deben tomar su propia decisión. Existe cierta gama de libertad de selección que los mortales pueden ejercer. Las fuerzas espirituales no obligan al hombre, le permiten tomar el camino de su propia elección”1802, porque “uno es libre de elegir y actuar dentro del reino de la propia conciencia” 377 Pero ¿con que frecuencia somos capaces de escuchar a nuestra propia conciencia?
“El factor determinante del diferencial de la presencia espiritual existe en vuestro corazón y mente y consiste en la manera de vuestra elección, en las decisiones de vuestra mente y en las determinaciones de vuestra voluntad. Este diferencial es inherente a las reacciones del libre albedrío de los seres personales inteligentes, seres a quienes el Padre universal ha ordenado ejercer esta libertad de elección. Las Deidades son siempre fieles a las oscilaciones del péndulo de sus espíritus en la satisfacción y cumplimiento de las condiciones y demandas de este diferencial de la criatura, ya otorgando más de su presencia en respuesta a un sincero deseo del hombre, ya sea, retirándose de la escena cuando la criatura decide adversamente en el ejercicio de su libertad de elección de otorgamiento divino. De este modo, el espíritu de la divinidad, se vuelve humildemente obediente a la elección de las criaturas de los reinos” 150.
“El hombre mortal es una máquina, un mecanismo vivo, sus raíces están verdaderamente en el mundo físico de la energía. Muchas reacciones humanas son de naturaleza mecánica, mucho de su vida es semejante a una máquina . Pero el hombre, es mucho más que una máquina pues está dotado de mente y en él reside un espíritu y aun cuando en toda su vida material no pueda jamás escapar a la mecánica química y eléctrica de su existencia, puede aprender cada vez más, como subordinar su máquina de vida física a la sabiduría directiva de la experiencia por el proceso de consagrar la mente humana a la ejecución de los impulsos espirituales del Ajustador de Pensamiento residente” 1301.
Ahora más que nunca debemos despertar nuestra conciencia para no ser una máquina utilizada por terceros, ni tampoco formar parte de esa masa maleable que están siendo las Redes sociales, está muy bien que participemos en ellas, pero expongamos nuestras propias ideas... sembremos la buena semilla que nos entrega el LU haciendo que su contenido no se quede en nuestro intelecto, sino que se manifieste en nuestra libertad para poner en práctica la Enseñanza en nuestra vida cotidiana.
yolanda silva solano
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