La libertad y el libre albedrío son un don divino, pero si no se usan en forma correcta son un suicido porque “la libertad en una conquista asociada y creciente del yo animal, es una invención de la imaginación mortal y egoísta. La libertad auto motivada es una ilusión conceptual, una cruel decepción. El libertinaje que se enmascara en el manto de la libertad, es el precursor de la esclavitud abyecta” 613.
“La iniquidad de Caligastía, consistió en desviar el factor de tiempo en la liberación progresiva del hombre. Lucifer intentó en forma similar destruir el factor de tiempo que opera como freno del logro prematuro de ciertas libertades en el sistema local. Un sistema local establecido en luz y vida ha logrado experiencialmente aquellos puntos de vista y discernimientos que hacen posible la operación de muchas técnicas que serían destructivas y desgarradoras en las eras anteriores al establecimiento del mismo reino” 1302.
“El hombre evolucionario encuentra difícil comprender plenamente el significado y entender los sentidos del mal, el error, el pecado y la iniquidad. De todos los problemas confusos que surgieron de la rebelión de Lucifer, ninguno ha ocasionado más dificultades que el fracaso de los mortales evolucionarios inmaduros para distinguir entre la verdadera libertad y la falsa libertad” . “La libertad es una técnica auto destructora de la existencia cósmica, cuando su motivación no es inteligente, es incondicionada e incontrolada. La verdadera libertad está progresivamente relacionada con la realidad y es por siempre respetuosa de la equidad social, la justicia cósmica, la fraternidad universal y las obligaciones divinas” 613.
El albedrío es la capacidad que tenemos como seres pensantes y autoconscientes, para usar de manera racional la libertad como individualidades y construir nuestro propio destino, "la mente es el buque, el Ajustador es el copiloto y la voluntad humana es el capitán."1217 De esta forma podemos usar los dones divinos que tenemos en custodia y que por derecho y obligación debemos llegar a hacer nuestros, si realmente queremos ser hijos de Dios y poder así desarrollar el sentido de responsabilidad, la rectitud de pensamiento, palabra y acción para influir no solamente en nuestra vida cotidiana, orientando nuestro destino, sino también el del mundo, porque jamás debemos olvidar que somos parte de un Todo.
yolanda silva solano
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