Un drogadicto, un alcohólico puede decir que él es libre de hacer lo que quiera, sin darse cuenta que está siendo, el más flagelado de los esclavos, porque se ha hecho prisionero de su vicio, que cada día destruye no sólo su cuerpo sino también su cerebro, su mente y lo que es peor, su propia alma pues la droga, el alcohol le impiden ser él mismo, porque es incapaz de controlar sus acciones, aun cuando ellas atenten contra sus seres amados. Una persona viciosa no es más que una marioneta movida por los crueles hilos de la dependencia.
“La verdadera libertad es socia del genuino autorrespeto”614, pues sólo cuando “conozcáis la verdad, la verdad os hará libres”. Jesús dijo: “no hablo del sometimiento exterior al señorío de otro, me refiero a la libertad del alma. De cierto os digo que el que cometa pecado es siervo de la esclavitud del pecado y sabéis que raramente el siervo mora para siempre en la casa del amo. También sabéis que el hijo permanece en la casa de su padre. Así pues, si el Hijo os hará libres, os hará hijos y entonces seréis en verdad libres” 1796.
Desgraciadamente, hoy en día, el hombre es cada vez menos individuo, el don tan preciado del libre albedrío no es utilizado por él, ni siquiera se entera que puede usarlo, pues su individualidad se pierde en la confusión de la masa consumidora y libertina. La mayoría de los productos que consume, la ropa que usa, las ideas que cree tener, están dictadas desde afuera por la marca de moda, la propaganda, el líder de turno y el último tweter.
No es posible tener albedrío si primero no se es persona, si no tomamos conciencia que somos mucho más que una máquina, porque en nuestro interior está ese amante divino llamado Ajustador y que gracias a esa presencia “somos templos de Dios y espíritu del Padre mora en nosotros. Pero no es suficiente, que este espíritu se haya derramado sobre nosotros, el Espíritu divino debe dominar y controlar cada fase de la experiencia humana, pero “el Espíritu nunca obliga, sólo guía” 381.
“En todo mortal existe una naturaleza dual: la herencia de tendencias animales y el impulso elevado de la dotación espiritual. Durante la corta vida que vosotros vivís en Urantia, estos dos impulsos diversos y opuestos, difícilmente pueden reconciliarse plenamente, no pueden ser armonizados ni unificados, pero a lo largo de vuestra vida, el Espíritu no cesa jamás de ayudaros a someter cada vez más la carne a la guía del Espíritu residente. Aunque debes vivir toda una vida material y aun cuando no puedes escapar del cuerpo y sus necesidades, no obstante, en propósito e ideas, tú estás cada vez más imbuido de poder, para someter la naturaleza animal a la supremacía del Espíritu. En verdad existe dentro de ti, una conspiración de fuerzas espirituales, una confederación de poderes divinos, cuyo propósito exclusivo consiste en liberarte de la esclavitud material y de los impedimentos finitos” 381.
Nuestra vida espiritual es el puente que nos puede transportar de la inconsciencia a la "religión del espíritu, que nos deja por siempre libres de buscar la verdad, donde quiera que nos lleve el Espíritu residente."1731
yolanda silva solano