La magnitud de tu próximo paso no importa demasiado.
Lo que realmente importa es la dirección.
Para dar vuelta tu vida, primero debes dar vuelta tu foco.
Para moverte en dirección a tus metas, primero debes estar mirando hacia ellas.
Tan sólo un pequeño paso en la dirección correcta sigue siendo un paso al fin y al cabo.
Un único y pequeño pensamiento positivo tiene la fuerza de alejarte de años de acciones negativas.
Cada instante es una elección. Y a cada instante puedes decidir orientar tu vida en una dirección determinada, concreta y positiva.
No necesitas dar grandes zancadas, porque con pasos pequeñitos llegarás al mismo lugar y con exactamente la misma certeza.
Tan sólo asegúrate de que cada pensamiento, cada acción, cada sentimiento, por más insignificantes que puedan parecer, apunten allí donde deseas llegar.
Mantén una determinada dirección y, no importa qué otras cosas puedan ocurrir, siempre estarás avanzando.
Mantente enfocado en dirección a tus sueños y cada nuevo día te acercará a ellos.