Acéptalos como son...
Está agradecido por lo que tienes,
no molesto por lo que los amigos no pueden dar.
Acepta las imperfecciones de cada uno
y la individualidad y no te sientas amenazado
si las opiniones y los gustos de ellos difieren
a veces de los tuyos.
Date tu lugar...
Tenemos derecho a nuestros sentimientos
y pensamientos privados.
Los amigos que tratan de invadir el espacio
interior de los demás, corren el riesgo
de destruir la relación.
Estáte listo para dar y recibir...
Está siempre pronto para prestar ayuda
y también para pedirla, pero no te excedas
en tus exigencias, ni permitas que se abusen.
Da consejos constructivos...
Cuando un amigo necesita hablar, escucha
sin interrumpir. Si te piden un consejo,
que sea positivo y al mismo tiempo un apoyo.
Se leal...
Lealtad es fidelidad... Significa "estar con"
tu amigo, tanto en las malas como en las buenas.
Significa honrar la confianza,
significa no desacreditar a un amigo
en su ausencia, ni permitir que otros lo hagan.
Alaba y alienta...
Di a tus amigos lo que te gusta acerca de ellos,
lo agradecido que estás de la presencia de ellos en tu vida.
Deléitate con los dones que tienen y aplaude sus éxitos.
Se honesto...
La comunicación abierta es esencial
en la amistad. Expresa tus sentimientos,
buenos y malos, en lugar de embotellar
tu cólera o tus ansiedades.
Aclarar el ambiente ayuda al desarrollo
de la amistad, pero recuerda que hay cosas
que es mejor no decir.
Trata a los amigos como iguales...
En la verdadera amistad, no hay número uno,
no hay lugar para alardear de inteligente
o de los éxitos obtenidos, ni para la envidia,
ni para sentirse superior o inferior.
Confía en tus amigos...
Vivimos en un mundo desordenado
e imperfecto, compuesto de gente imperfecta.
La confianza puede ser traicionada,
pero es esencial para la amistad.
Haz el esfuerzo de creer en la bondad
intrínseca de tus amigos.
Y recuerda que el mejor amigo,
el que siempre estará a nuestro lado,
el que nunca nos dejará, ni nos defraudará,
es JESÚS.
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