Señor… En muchas ocasiones he sentido tu presencia de manera sobrenatural en mi vida. Pero hoy ha llegado un momento de soledad y desesperación. Miro a los cielos y no te veo.
Clamo a Ti y no me respondes. Entonces pienso, ¿me escuchará?, ¿qué está pasando?
Hay tormentas en mi vida. Siento que mi vida se desvanece, quedo sin fuerzas. En un momento recuerdo las palabras de Jesús: "Él estará con nosotros todos los días hasta el fin del mundo". Y aunque no te vea, entiendo que Tú estás aquí.
Reconozco tu espíritu. Me buscas, me ayudas para adorarte en espíritu y en verdad. Sé, que cuando actúo mal conmigo mismo, mi familia, mi prójimo, te hago daño.
Sólo Tú eres fiel. Clamo desde lo profundo de mi corazón para que no me dejes, y tu mano y tu misericordia me sostengan día tras día.
Gracias Jesús por la vida, por cada día, por conocerte, por las pruebas y luchas, por la disciplina, porque todo me ayuda a crecer más en ti. ¡Te amo Jesús!
Firmado: Tu hijo, a quien salvaste.