Los hijos de Dios deben crecer espiritualmente como niños crecen físicamente en este mundo.
Libro de Urantia. Pág.1840
Nosotros sabemos que la fecha del nacimiento de Jesús es otra, ya que la Iglesia en el siglo 306 D.de C. estableció la fecha del 25 de Diciembre para contrarrestar las costumbres paganas que en esa fecha celebraban el nacimiento del sol. Pero la fecha exacta no tiene ninguna importancia, lo esencial es que el mundo entero, hace una pausa en su desgastado devenir y a su manera, consumista y un tanto pagana celebra la Navidad como una de las fiestas más importante de la humanidad.
El comercio se llena de alegría y de luces multicolores y los sones navideños nos anuncian que la paz ha llegado para los hombres de buena voluntad, (¿.? ) pero sin lugar a dudas que los que más gozan son los niños, que sueñan con ese Viejito regordete y vestido de rojo que les concederá sus deseos.
¿Qué pasaría si este año cada uno de nosotros nos propusiéramos aprovechar esta fiesta de Navidad para volver a ser niños .? y no sólo gozar con ese Viejito de Pascua, y el árbol de Navidad que sólo tienen razón de ser, cuando se comprende que el único motivo de esta festividad es el mensaje que el Niño Jesús desde el pesebre nos quiere entregar. ¿ No sería bueno qué, en esta navidad renaciéramos de nuestro espíritu y recordáramos que Jesús dijo que si no nos asemejábamos a los niño no entraríamos en el reino de los cielos.? Una de las caracteristícas de los niñez es su sencillez... ellos saben valorar y son felices con las cosas pequeñas...
No es malo el hacer regalos, por el contrario, es una bella ocasión para reconocer en nuestros semejantes a un hermano, pero cambiemos nuestra actitud al regalar. Ir a una tienda y endeudarnos para quedar bien, no cuesta mucho. Pero si en vez de un regalo costoso hacemos algo manual, escribimos unas palabras bonitas nacidas del corazón, si envolvemos un pequeño regalo con nuestras propias manos, poniendo dedicación al hacerlo estaremos entregando el verdadero amor que es “el deseo de hacer el bien a los demás”648 y como el amor es contagioso, la persona que lo recibe “sentirá” el cariño que hemos puesto en esa aparente pequeñez que le estamos regalando. No olvidemos que el mejor de los regalos, si no va envuelto en amor y ternura, deja de ser un obsequio y sólo es un compromiso social sin importancia.
yolanda silva solano