"Los hilos forman la textura de lo vivo, desde la vegetación
hasta nuestro cuerpo físico. Los árboles con sus raíces, su
tronco, sus ramas, no son sino un ensamblaje de hilos.
Igualmente, nuestro cuerpo está constituido por hilos, hilillos,
filamentos: nuestros músculos, nuestros nervios, nuestros vasos
sanguíneos, son hilos.
Vale la pena, pues, estudiar esta cuestión de los hilos. La
carne con la que todos estamos hechos es un tejido constituido
por hilos de diferentes calidades. Si el cuerpo físico cae
enfermo, es porque el «tejedor» al que pertenece no ha tomado
un hilo demasiado resistente, y a menudo se rompe. ¿Y de qué
depende la resistencia de los hilos?
De la calidad de los
pensamientos y de los sentimientos que este tejedor alimenta en
él. Porque el pensamiento y el sentimiento, tejidos juntos,
producen los actos. Los actos son el tejido, y el cuerpo físico
es la materialización de estos actos. Sí, el cuerpo físico no
es más que un tejido materializado. Y según que este tejido sea
grosero o fino, flexible o quebradizo, podemos reconocer las
cualidades mentales y afectivas del tejedor."
(Omraam Mikhaël Aïvanhov)