Todas las manifestaciones de nuestra vida emiten sonidos. Los
pensamientos, los sentimientos, los actos que respetan las leyes
de la armonía resuenan, en cierta forma, como la música. Y
cuando encontramos también el buen ritmo que hay que dar a
nuestros gestos y a nuestras palabras, vivimos de acuerdo con las
leyes de la música.
Alguien dijo un día que en Dios todo puede descansar, salvo los
oídos... Sí, pero, ciertamente, Dios cierra los oídos a los
estrépitos y a las rebeldías que suben de la tierra. Sólo
escucha las oraciones musicales, aquéllas que se elevan del alma
de sus hijos y de sus hijas. Una oración que no es musical no es
recibida. Así que, prepara tus oraciones de acuerdo con
las leyes de la música y serás escuchados."
(Omraam M. Aivanhov)