Uno de los rasgos notables de la era actual es la falta de una comprensión real de la naturaleza del hombre. El hombre se esfuerza por conocer todo lo del universo. Puede decir con certeza de qué están hechas las estrellas situadas a millones de kilómetros de distancia. Conoce la constitución de átomos y moléculas. Pero prácticamente no sabe nada acerca de sí mismo. Y, lo que es aun más sorprendente, se contenta con vivir su vida sin pensar de dónde viene, cuál es su verdadera índole, por qué está aquí en este mundo, y a dónde va después de la muerte. Es realmente sorprendente cómo la inmensa mayoría de la gente puede pasarse la vida sin hacerse estos interrogantes naturales o sin siquiera darse cuenta de estas cosas.
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