"Al posarse sobre un objeto o un ser, cada rayo de sol le aporta
algo vivo. Incluso las piedras necesitan de esta vida que reciben
del sol. Porque las piedras, aunque inanimadas, están vivas.
Esta vida es evidentemente más perceptible en las plantas que
crecen, se multiplican y fructifican gracias a la luz solar. Y en
los animales, los rayos de sol se transforman no sólo en
vitalidad, sino también en sensibilidad. Finalmente, en los
humanos, los
rayos de sol se convierten en inteligencia, en
razón. Porque es a partir del reino humano que la luz encuentra
una acogida suficientemente completa para manifestarse como
pensamiento.
El espíritu que os habla a través de la boca de los hombres y
de las mujeres es pues una emanación de la luz solar. A través
de ellos la luz piensa, habla, canta, crea. A medida que se abre
camino en ellos, aparece bajo forma de inteligencia, de amor, de
belleza, de nobleza, de fuerza."
(Omraam M. Aivanhov)