La prisa en que se vive y el exceso de chateo, cada día dificultan más el pensar que somos personalidades individuales y no una masa maleable al mejor postor... No hay tiempo para pensar que la religión es una actitud social y una forma de vida.

“La expansión del conocimiento material, permite una mayor apreciación intelectual del significado de las ideas y de los valores de los ideales.  Un ser humano puede hallar la verdad en su experiencia interior, pero necesita  un claro conocimiento de los hechos para aplicar su descubrimiento personal de la verdad a las exigencias cruelmente prácticas de la vida diaria”. 1222

El mundo está como lo vemos porque hay una tremenda dicotomía entre lo que creemos y lo que hacemos... El concepto religión, los frutos que produce la verdadera religión no se aplican a la vida cotidiana...La paciencia... la tolerancia... el respetar la palabra dada... el abusar del tiempo de nuestros hermanos cuando somos impuntuales...el no pagar a tiempo nuestras deudas... el no dominar nuestro genio...son faltas que no relacionamos en forma directa con la perfección que se nos pide como hijos de Dios

Nuestras carencias pueden ser muchas... y no las vamos a cambiar de la noche a la mañana porque eso no ocurre ni es conveniente pues "los serafines enseñan la fecundidad de la paciencia, pues así como el estancamiento es la muerte certera, el crecimiento excesivamente rápido es igualmente suicida; porque así como una gota de agua desde el nivel más alto cae al nivel más bajo, fluyendo hacia adelante, desplazándose hacia abajo constantemente por una sucesión de cortas caídas, del mismo modo es el progreso hacia arriba en los mundos morontiales y espirituales e igual de lento y en iguales etapas graduales."435

“No podemos buscar a Dios por medio del conocimiento, pero podemos conocerle en nuestro corazón por medio de la experiencia personal."1454  Lo que importa es nuestra buena disposición y nuestra sinceridad para ir haciendo camino al andar... en busca de nuestra verdadera unión con nuestro Padre de los cielos... pero que también mora en nuestros corazones.

yolanda silva solano