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La belleza exterior refleja la belleza interior
La calidad humana es el
programa de ejecución de la
belleza interior. En donde el
amor, la verdad y el bien son los
rectores de la vida. Existe gozo,
vuelto combustible de vida cuando,
quienes viven irradiando la
belleza interior, son capaces de
reconocer la belleza en los
demás. De observar entregando.
Reconocer la belleza en los
demás es encontrar su potencial,
es ayudar a sacar el universo de
talentos y bienes de las
inquietudes de los demás.
La belleza interior está en los actos:
la verdadera belleza
interior es dinámica y productiva.
Hay belleza desprendida de sus
actos, belleza en los principios
rectores de la vida; belleza en un
saludo, en una sonrisa, nacida
del gozo interior; belleza en el
afán de dar por el solo hecho de
colaborar con la humanidad.
Por el solo hecho de ser.
Quien responde con calidad
humana, es porque está respondiendo
con ojos de belleza. Con
la misma percepción de aquel
que encuentra exquisita contemplación
en el vuelo de un ave.
La belleza exterior refleja la
belleza interior:
En esta frase no existe
contradicción con todo lo dicho
en este texto. Por el contrario, si
no damos cuenta que tiene el
alma revuelta por el odio y la
venganza, podrá ser visto como
tal porque su rostro, la mirada y
sus gestos delatarán su
intranquilidad interior.
La serenidad puede ser vista en
una mirada. Quien ama vivir
sonríe. Y todo esto es belleza.
Hay fealdad en un rostro, aunque
bello, con signos de la maldad.
Hay fealdad en la vida, aunque
espiritual, pobre y enferma.
Estamos aquí para ser la
expresión y el acto mismo de la
belleza. Porque belleza es ir a la
perfección. Es encontrar los
recursos necesarios y volverlos
en productos que cubrirán la
necesidad del hombre. El mundo
es de aquellos quienes mirar con
belleza al mundo, de quienes
sonríen del interior y lo revelan.
Encontrar belleza y entregarlo
aún más bello es la misión de los
hombres que conspiran por un
mundo más hermoso.