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La Carcoma del pensamiento Negativo La desgracia, el derrotismo, la infelicidad, la desdicha, la angustia, el estrés, los celos, los miedos, son sensaciones que precisan ser acompañadas y reforzadas por tus propios pensamientos derrotistas. Te olvidas de que lo negativo y determinante es tu forma de pensar. No tanto tu existencia y los acontecimientos que te rodean, son los pensamientos de angustia, esperando lo peor y los temores incontrolados, los que te producen sensaciones del mismo signo y tan reales para ti, que acaban por malograr tu vida cotidiana. Recuerda, tú no eres las sensaciones que te produces y experimentas. Lo negativo no está en ti ni en tu existencia, sino en la forma en que piensas y te comportas . La realidad, el hecho en sí mismo, lo objetivo, acontece y se presenta ante ti. Pongamos por caso una observación o corrección sobre tu forma de ser o de comportarte que hace una determinada persona. Esa persona puede ser tu esposo o esposa, un amigo, un compañero de trabajo. Pues bien, los efectos, la reacción, dependerá de varios factores como la forma de ser de quien te hace la crítica; el tipo de relación que os une, el tacto o la dureza de sus palabras. El lugar en que te hizo la observación o corrección y el estado mental y anímico en que tú te encuentres en ese momento y otros factores menos relevantes pero que pueden influir. Una simple observación hecha en el peor momento, cuando estás bajo un estado de ira o con el ánimo por los suelos, puede convertirse en un drama y tu reacción será explosiva y demoledora. Por eso, el constructor, piensa y sopesa muy bien antes de hablar, todas las posibles variables y prevé las consecuencias de sus palabras y de sus actos. No son los hechos en sí, somos las personas volubles, susceptibles e impredecibles quienes nos agobiamos y malogramos cada momento de nuestra vida. El mismo hecho que para una persona en un momento determinado de su vida le hace completamente desgraciada y le quita las ganas de vivir –por ejemplo: una infidelidad, una separación-, para otra no significa nada, no lo altera y lo acepta incluso como un bien o una liberación. Es necesario volver muchas veces sobre ese punto y trabajarlo más y más. No solo para que cada vez nos afecten en menor medida las cosas y de forma menos negativa, sino para aprender a manejar esas variables que hacen que cada persona se vea afectada de manera diferente por lo que decimos y por lo que le sucede. A medida que crezcamos en sabiduría, sufriremos menos y evitaremos que otros sufran por lo que nos suceda y por lo que les suceda a ellos.
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