La espiritualidad no se nos regala, ella es producto de nuestro trabajo individual y este esfuerzo requiere energía para poder despertar las durmientes fuerzas espirituales que yacen en nuestro ser interno. “ Jesús nos ha enseñado que Dios vive en el hombre pero ¿ cómo podemos inducir al ser humano a liberar esos poderes de divinidad e infinidad que hay dentro del alma.? ¿Cómo inducir a los hombres a liberar a Dios, para que Él pueda salir adelante y refrescar nuestra alma al pasar hacia fuera y luego esclarecer, elevar y bendecir a innumerables otras almas.? ¿Cómo puedo yo, de la mejor manera despertar estos poderes latentes del bien que yacen dormidos en mi alma.?” 1777
Lo primero, es convencerme que solo, poco o nada puedo hacer y por lo mismo debo recurrir a mi Espíritu, porque “el hombre no podría amar en forma altruista y espiritualmente si no viviera en su mente un amante divino. El hombre no podría comprender verdaderamente la unidad del universo, si no viviera en su mente un intérprete. No podría estimar los valores morales y reconocer los significados espirituales si no viviera en su mente un evaluador.”2094
Pero gracias al amor de nuestro Padre y a Jesús, que antes de abandonar este mundo nos dejó en su lugar “al Espíritu de la Verdad, destinado a vivir en el hombre para su esclarecimiento personal y ser una guía colectiva como una solución eficaz a las siempre cambiantes y variadas dificultades espirituales del hombre”2060, tenemos las herramientas necesarias para evolucionar, porque “El espíritu también vino para ayudar a los hombres a recordar y comprender las palabras del Maestro, así como también para iluminar y volver a interpretar su vida en la tierra.”2061
Pero “no es suficiente que se haya derramado el Espíritu sobre vosotros. El Espíritu divino debe dominar y controlar cada fase de la experiencia humana”381. Dios necesita de nuestra colaboración volitiva y activa, motivada no por el temor al castigo sino por el amor hacia Él y hacia nuestros hermanos, amor que debe ver reflejado en nuestra empatía, en el perdón fácil, en el olvido consciente y efectivo... porque perdonar es actuar como si nunca nos hubiesen ofendido.
yolanda silva solano