Pocas veces una persona ha hecho tanto en tan poco tiempo y ha impactado a todos de semejante manera. Su estilo austero y sencillo, siempre cercano a la gente y alejado de cualquier expresión de lujo, sumado a su personalidad carismática, no solamente lo ha transformado en "el hombre del año" (elección de periodismo no confesional) sino que también le ha permitido alcanzar niveles de popularidad como no se han conocido antes en un primer año de un Papa.
Su actitud de apertura de la Iglesia, su "salir a las periferias existenciales", su visión ecuménica, su rescate de los valores esenciales, sus profundas convicciones, su manera llana y simpática de acercarse a todos, han conquistado a católicos y a no creyentes.
Luego de la valiente renuncia del Papa Benedicto XVI (nunca suficientemente valorado en toda su grandeza), el Espíritu Santo nos ha dado a Francisco que ha venido a traer un soplo de aire fresco y primaveral a la vieja y eterna Iglesia que hace dos mil años Cristo asentó en la persona de Pedro, el primer Papa.
Hoy el representante de Cristo en la tierra es el Francisco. Recemos por él...!!!