"A menudo careces de los medios materiales para hacer todo el bien que desearías. Pero no debes entristecerte por eso, porque siempre puedes hacer algo. Por ejemplo, te cruzas con un mendigo en la calle, y le das un poco de dinero, lamentándote de no poder darle más, pero, sin embargo, puedes ayudarle de otra manera: utilizando el poder del pensamiento.
Detente un poco más adelante, y allí, discretamente, concéntrate proyectando sobre los transeúntes tu deseo de hacer algo por este hombre. Lo que tu mismo no puedes dar, otros, inspirados por ti, serán inducidos a darlo, y de esta manera tu también habrás participado en esta donación.
No creas que tu generosidad se limita a lo que tu eres capaz de hacer personalmente; puede manifestarse igualmente a través de otros. Y esto es válido también en todos los casos en que quieras ayudar a alguien sin tener las posibilidades materiales. Lo que cuenta es alimentar siempre dentro de uno mismo buenos pensamientos y alimentarlos de forma suficientemente poderosa para que acaben inspirando en los demás el deseo de realizarlos."
(Omraam M. Aivanhov)