Hellen Keller, a los dos años de edad, sufrió un ataque de fiebre cerebral y quedó sorda y ciega para toda la vida. Pero ella no se desanimó y aprendió a leer y escribir y realizó estudios superiores. Fundó 50 escuelas para ciegos y escribió libros que se han traducido a 50 idiomas. A sus 77 años, todavía seguía dando conferencias y ayudando a sordos y ciegos del mundo entero. Y decía: “He luchado para descubrirme a mí misma una razón para vivir y un campo en el que pudiera ser útil. Yo creo que podemos ser felices aquí y ahora, si cumplimos fielmente nuestro deber. Hasta la más humilde ocupación es un arte, si encierra esfuerzo y amor por los demás”.
Si ella pudo ser feliz y ser útil a tantos seres humanos ¿por qué tú, que ves y oyes, no puedes serlo? Tú eres una persona única en el mundo. Tú no eres fotocopia. Lucha contra tu sentido de inutilidad o de derrota, libérate de la autocompasión. No te des por vencido, siempre hay algo que hacer por los demás. Y tú puedes ser feliz, haciendo felices a los demás.
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