A veces te costará expresar al Señor los sentimientos de gratitud que hay en tu corazón. Aquí te ofrezco una ayuda para que te vayas ejercitando en este modo fácil de relacionarte con Dios mediante el agradecimiento de todos los regalos, grandes y pequeños, espirituales y materiales, que cada día recibes de su bondad de Padre.
Gracias, Señor, muchas gracias por todos los dones que me entregas. Gracias por todo lo que vi, escuché y recibí. Por el agua que me lava, por la ropa que me viste, por el pan que me sustenta. Por la casa, por los padres, por los hermanos y amigos. Por los conocimientos, esfuerzos y trabajos. Por el tiempo que me diste, por la vida que me ofreces, por la bendición de todos los días. Gracias por estar conmigo, Señor. Gracias porque me escuchas y me tomas en serio. Gracias porque recibes mi agradecimiento de hoy. Muchas gracias, Señor. Amén.
San Pablo exhortaba a los cristianos de Colosas a “vivir dando gracias a Dios”. Ejercítate y verás que te ayuda a vivir la relación con Dios en forma concreta y existencial, descubriendo con gozo los dones que te regala a cada paso. Es una oración que ensancha el corazón y descansa tu mente, además, es muy sencilla y accesible en cualquier circunstancia.