Ser optimista es cultivar una visión serena de la vida que nos lleve a descubrir todo lo que hay de bueno, alegre y gratificante en medio de espinas y carencias. No pierdas el sentido de la proporción y más bien destaca todo lo positivo, porque son muchos los especializados en detectar todo lo sombrío y difícil de nuestro diario caminar.
No escuches a los mediocres que te dicen: ¡no se puede! No escuches a los cobardes que te dicen: ¡no te arriesgues! No escuches a los ociosos que te dicen: ¡no trabajes! Ni escuches al fracasado que te dice: ¡no lo intentes! Sólo escucha al optimista que te dice: ¡avanza, tú puedes! Sólo escucha a los valientes que te dicen: ¡no te rindas! Escucha al inteligente que te invita a usar la mente. Escucha a los entusiastas que te animan. Escucha a los que conocen el camino de la victoria. Encontrarás el tesoro más grande que hay en la vida: la libertad verdadera. Eres un ser total, sin fronteras, sin límites... ¡creado a imagen y semejanza de Dos!
“Los entusiastas son los triunfadores. Ellos tienen fortaleza, tienen tenacidad. El entusiasmo es la base de todo progreso. Con él se consigue crear. Sin él, todo son excusas”. El entusiasta tiene una gran confianza en Dios, que es también sana confianza en sí mismo, en los demás y en la vida. Sentimiento poderoso que disipa los fantasmas nefastos de los temores.