Ora… y verás
Alexis Carrel, premio Nobel de Medicina, escribió acertadamente: “Un constante y silencioso milagro acontece, a cada hora, en los corazones de hombres y mujeres que han descubierto, con asombro, que la oración los enriquece con una continua corriente de fortaleza que los sostiene en sus vidas cotidianas”. Busca en la oración consuelo, fortaleza, alegría, paz...
Cuando estés triste, ora y verás cómo Dios te alivia y consuela. Cuando te sientas confundido, ora y verás cómo todo se aclara. Cuando te veas solo en la lucha, ora y experimentarás que Dios está a tu lado para apoyarte. Cuando creas que todos los caminos se te cierran, ora y verás cómo Dios te abre nuevas puertas. Cuando la vida se te llene de sombras, ora y verás cómo Dios alumbrará tus pasos. Cuando sientas que tu corazón está duro y reseco, ora y la gracia divina se derramará sobre ti como una lluvia refrescante. En fin, ora a cada instante, a cada minuto. Ora siempre.
Orar por cualquier necesidad —grande o pequeña, espiritual o material— te ofrece la ocasión de verificar la proximidad de Dios. Él quiere librarte de tus angustias y ansiedades y se pone a tu alcance para cualquier necesidad. De este modo entrarás en una relación afectuosa, verdadera y concreta con Dios.