Conserva preciosamente en tu alma la imagen de la fuente que mana para que no deje nunca de manar en ti la fuente de la vida. Y para hacer manar la fuente de la vida, hay que amar. Claro que dirás, como la mayoría de los humanos, que ya amas... Sí, pero ¿con qué amor?
Un amor que a menudo te hace sufrir. El que posee la verdadera ciencia del amor está inspirado sin cesar, vive en la poesía, en la belleza, porque ha aprendido a amar a todas las criaturas humanas.
Pero las ama con cierta distancia, sabe que si se acerca demasiado, se decepcionará y como no quiere decepcionarse, mantiene cierta distancia. Entonces, tanto si estas criaturas se manifiestan con bondad, con generosidad, con fidelidad, como si no, nunca pierden su inspiración.
¡Cuántos hombres y mujeres se quejan de haberse sentido decepcionados, engañados por los seres que amaban! Pero la culpa ha sido suya, han querido acercarse demasiado y, entonces, evidentemente, lo que han descubierto no ha sido muy bueno: cuevas llenas de mohos y de telarañas, ciénagas, abrojos, espinas... No podían sino decepcionarse.
¿Quieres seguir amando y maravillarte de los humanos? Cuando te relaciones con ellos, procura mirarlos con cierta distancia."
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