de la edición inglesa. Los Espíritus Nacionales ya no serán capaces de dirigir a los
individuos de una nación como un único cuerpo, ya que cada ciudadano decidirá por sí
mismo lo que está bien y lo que está mal.
Puesto que las vibraciones acuarianas promueven la investigación científica, facilitan la
comunicación entre las personas. Los teléfonos, radios, televisiones y satélites ya hacen
casi tan fácil hablar, ver y escuchar a personas en el otro lado del mundo como al vecino
de al lado; automóviles, autobuses, trenes y aviones hacen posible viajar a cualquier
lugar del globo en unas horas.
Puesto que las vibraciones acuarianas promueven el deseo de comprender a gentes con
orígenes muy diversos, las personas aprenderán a abrir sus mentes de modo que
comprendan lo que otros piensan y sienten. Cuando las personas comprendan cómo
piensan y sienten los miembros de otra nación, surgirán simpatías y el sufrimiento de
uno será sentido por todos. Entonces llegará la Amistad Universal, y toda la Humanidad
se unirá en una Fraternidad. Entonces todos podrán decir con Thomas Paine: “El mundo
es mi patria y hacer el bien mi religión”.
Si deseamos ayudar al mundo a caminar hacia la Era de Acuario, haremos cuanto esté
en nuestra mano para promover la Amistad Universal. ¿Qué podemos hacer en
concreto? En primer lugar, podemos aprender acerca de gentes de otros países.
Podemos intentar comprender sus necesidades, sus esperanzas y miedos, lo que
consideran importante, lo que les agrada y lo que les desagrada. La radio, la televisión,
los periódicos, libros y películas pueden ser fuentes de información. Los viajes dan
información de primera mano. Aprender las lenguas de otras gentes igualmente puede
ayudarnos a ver las cosas desde su punto de vista y a establecer lazos de simpatía.
En segundo lugar, podemos aprender a considerar los problemas del mundo desde un
punto de vista universal. Al considerar el comercio internacional, no debería
preocuparnos la pregunta “¿Qué es lo más ventajoso para mi país?” sino que más bien
deberíamos buscar lo que resultase de mayor beneficio para el mundo en conjunto. Al
considerar conflictos internacionales, la pregunta debería ser ”¿Qué es lo justo y
correcto en este caso?”
En tercer lugar, cuando suceden desastres en diferentes lugares del mundo, otras
naciones pueden echar una mano para reconstruir las vidas de las víctimas. Cuando
cualquier persona esté sufriendo por cualquier razón, otros podrían ayudar a los
sufrientes para volver al camino del bienestar y la prosperidad.
En cuarto lugar, podemos evitar el mencionar o reconocer diferencias de raza o
nacionalidad. Al tratar con las personas, deberíamos esforzarnos por ignorar su
apariencia exterior (rasgos físicos, ropa, costumbres y lengua) y dirigir nuestra atención
a la esencia divina que esconden, la cual no pertenece a raza o nación alguna.