La conciencia está ubicada en la cabeza, y en parte, también en la médula espinal. En la antigüedad, el centro de la conciencia no estaba en la cabeza, sino en el sistema nervioso simpático, en el plexo solar. En aquellos tiempos, el hombre pensaba a través del plexo solar.
El hombre puede ser comparado con un árbol que a su vez contiene otros dos árboles. Esos dos árboles representan los dos sistemas principales: el cerebral y el sistema nervioso simpático. Las ramas del sistema cerebral se expanden hacia abajo y llegan hasta los miembros del cuerpo. Las raíces están en el cerebro. El otro árbol es el estómago-cerebro o sistema simpático, que consiste en nudosidades y ganglios que se extienden principalmente por el área estomacal. Las raíces del sistema simpático se hallan en dichos ganglios, y sus ramas son ascendentes. Las ramas de esos dos árboles se entrelazan.
El sistema cerebral es un portador de electricidad. Por esta razón, si se le deja desarrollar más que al otro, la persona empieza a decaer. La electricidad priva al organismo de toda su humedad.
El sistema simpático es el portador de magnetismo. Cuando se desarrolla demasiado en el hombre, éste se vuelve obeso debido al exceso de materia que se acumula en él. Por ello, ambos sistemas pueden corregirse el uno al otro.
En la actualidad, tanto el sistema nervioso como la totalidad del organismo humano, no son suficientemente fuertes para soportar las vibraciones y Poderosas corrientes del amor. Debido a esto, las ciencias ocultas recomiendan ciertos ejercicios para la mente, corazón y sentimientos, con el fin de conseguir que las fuerzas del organismo se ajusten a las fuerzas y corrientes de la naturaleza.
(Tomado de "El hombre: Un sistema de energías y formas - Peter Danov