Hoy sentí la necesidad de un encuentro a solas conmigo mismo(a).
Escapar, sí, escapar al lugar ideal. Un lugar donde pueda
estar en pleno contacto con la naturaleza.
Solos, sólo la naturaleza, mi silencio, mi alma y yo.
Necesitaba ese encuentro para recordar lo que es real e importante en mi vida.
A veces la rutina, las responsabilidades,
los errores, los problemas y demás, nos agobian y creemos que
no hay salida, que no hay solución, que
estamos al borde del abismo, próximos a caer al vacío.
Pero no, sentado(a) observando el reflejo de mi rostro en las cristalinas aguas de aquel río,
no sólo vi mi rostro, también vi mi alma.
Me vi en mi pura inocencia, en mi más simple humildad, pero aún deseosa
de luchar. Vi el deseo de mi incansable
espíritu guerrero que me miró directo a los ojos y me recordó que
siempre debo tener fe y hacer lo correcto.
Por eso, escojo vivir, si, vivir para siempre. Vivir haciendo el bien y dando amor.
Vivir plenamente, sin miedos, sin dudas SOLO VIVIR.
Mírate tú. Mírate tu desde adentro. Si no te miras desde adentro y no logras ver tu luz
interior y nunca lograrás alcanzar tus metas y más grandes anhelos.