Si se les explica a los humanos dónde está el bien, son perfectamente capaces de comprenderlo. Pero dar explicaciones, por más convincentes que sean, no basta para llevarles a tomar una mejor orientación, porque los poderes del intelecto son limitados. Hay que tocar también su corazón, porque si sus sentimientos, si sus deseos les empujan hacia una dirección diferente, no hay que hacerse ilusiones, allá es donde irán.
Incluso para aquél que ama la luz, que desea la luz, falta todavía por llegar lo más difícil. Porque debe conseguir que su materia psíquica se pliegue ante esta luz. Por un momento, la materia es dócil y se deja modelar, pero luego, de repente, se resiste, se rebela, pone obstáculos, y hay que empezarlo todo de nuevo.
Pero que no se desanime, porque, poco a poco, esta materia psíquica recalcitrante, acabará cediendo. Si la comprensión está ahí, y si también está el amor, la realización se producirá un día necesariamente. En todo caso, lo que es seguro es que sin la participación del intelecto y del corazón, es decir, sin la comprensión y sin el amor, es inútil esperar la menor mejora."