Tenemos que ayudar a otros para que posean los mismos tesoros espirituales que nosotros tenemos y el primer y mejor aporte que podemos hacer, es que nuestra vibración de paz y armonía sea continua, porque nadie puede dar lo que no tiene.

El autodominio es indispensable para todo aquel que busque la espiritualidad  y desee vivir según las enseñanzas del Maestro, porque como El nos dice: “el que sabe gobernarse a sí mismo, es más grande, que el que conquista una ciudad. El autodominio, es la medida de la naturaleza moral del hombre y el indicador de su desarrollo espiritual”.1609  El "cónocete a ti mismo" de Sócrates sigue estando vigente, porque no puede haber autodominio sin un previo autoconocimiento.

El autodominio, no es una negación a los placeres que nos da la vida, porque "no es lo que entra por la boca lo que ensucia espiritualmente al hombre, sino más bien lo que procede de su boca y de su corazón"1712

El autodominio lo debemos ejercer en nuestra vida cotidiana, teniendo conciencia de lo que hacemos y para qué, pues la intención en nuestras acciones es lo que les da significado y el valor de eternidad, porque "el Ajustador del Pensamiento recordará y volverá a recontar para ti, sólo aquellos recuerdos y experiencias, que son parte de tu carrera universal y que son esenciales para ésta"1235

Autodominio es un valor que ejercemos en forma totalmente volitiva y no  porque alguién o algo nos lo imponga.  Se debe practicar en cosas tan sencillas como es el respetar la palabra dada y en la puntualidad. Un ejercicio es poner el despertador y levantarnos enseguida que suena la alarma, es una simple práctica que va robusteciendo nuestra fuerza de voluntad porque ¿como vamos a cumplir la voluntad de Dios si somos incapaces de respetar la propia?

"Cada vez que intentamos escapar al deber que nos impone la vida diaria, fugándonos hacia remotas tentaciones nos ponemos al instante, en las manos de aquellas influencias, que no están regidas por los poderes de la verdad, ni por las fuerzas de la justicia, porque escapar al deber es sacrificar la verdad”. 1428

yolanda silva solano