Hay una historia famosa a cerca de un estudiante que
le preguntó a un gran kabbalista si podía enseñarle todas las
lecciones de la Biblia mientras estaba parado sobre una sola
pierna. El kabbalista respondió que ciertamente podía hacerlo
y luego pronunció las siguientes palabras: "Ama a tu prójimo
como a ti mismo. Todo lo demás es comentario".
El amor no ocurre de forma sencilla (ni siquiera entre amigos
o entre miembros de una familia unida). Si nuestros hermanos y
hermanas o nuestros padres no fueran nuestra familia,
¿seguiríamos amándolos? Muchas personas dirían: "no",
si respondieran honestamente.
No hay duda: amar es un trabajo duro, especialmente,
amar a aquellos cercanos a nosotros.
Recuerdo que una vez alguien le comentó a mi padre, el Rav,
que las personas son afortunadas si en el curso de sus
vidas tienen cinco amigos verdaderos a quienes realmente
amen. El Rav respondió: "No, estás equivocado. Las personas
son afortunadas incluso si tienen un amigo verdadero".
Un verdadero amigo a quien realmente amemos es más que
alguien que va con nosotros a ver una película o a un juego
de baloncesto. Es una cercanía que va más allá del simple
hecho de sentirte a gusto con esa persona. Es alguien con
quien permanecemos siempre en contacto.
Las amistades basadas en el amor son poco comunes, pero
es algo por lo que deberíamos luchar. No porque sea
divertido o interesante, sino porque los amigos
verdaderos son una necesidad básica. Necesitamos
alcanzar un nivel de cercanía con otros en el cual
removamos el espacio, en donde "tú" y "yo" dejen de ser
dos y comiencen a fundirse en uno llamado "nosotros".
Esta semana, trata de remover la separación entre tu
ser y aquellos cercanos a ti. ¡Ámalos como te gustaría ser
amado! Esto tendrá un significado diferente para cada uno de
nosotros. Tal vez sea dedicar más tiempo a pasarlo con aquellos
que amamos, o tal vez sea hacer a un lado las fallas en amigos
del pasado, o en un miembro de la familia y ver en ellos la bondad
interior. Cualquiera que sea el caso, significará compartir con
ellos incluso cuando esto sea incómodo, y
amarlos sin condiciones o ataduras.
La verdadera prueba de nuestra amistad no se trata
de cuánto amas a alguien cuando está en el mejor estado,
sino de cuánto lo amas cuando está en el peor.
Tal vez habrás notado que coloqué en twitter que la
amistad era tan importante para mí como lo es la
espiritualidad. Pero la verdad es que:
la amistad es espiritualidad.