La insatisfacción es una potente energía que nos moviliza. Comenzamos a sentir la tensión entre lo que demanda un anhelo interior y lo que estamos viviendo cotidianamente. Nos ayuda a darnos cuenta de unos aparentes límites pero también nos permite ver nuestra posibilidad de crecimiento. Si estamos sintiendo insatisfacción es un excelente momento para hacer una profunda reflexión personal, permitirnos momentos de quietud y de sosegada escucha, plantearnos preguntas profundas e imaginar.
En nuestro interior se encuentra un núcleo de tesoros en forma de recursos personales que podemos utilizar para alcanzar nuestro destino. Pero la posibilidad de utilización de estos recursos pasa por el reconocimiento que tengamos de ellos. Si no somos consientes de nuestro potencial el vacío interior puede transformarse en inseguridad. ¿Qué tal concentrar nuestra energía en descubrir los obstáculos que nos impiden la conciencia de nuestra plenitud y el total desenvolvimiento de nuestro potencial?
Las épocas de crisis son un buen momento para desarrollar esa potencialidad porque necesitamos encontrar nuevas soluciones para afrontar los acuciantes problemas. Vivir el presente, en esos momentos más que nunca, es un desafío que requiere abandonar la pereza y pasar a la acción consciente.