"A medida que el ser humano avanza en edad, un principio destructivo se insinúa fatalmente en su cuerpo. Es imposible vencerlo, pero puede, de todas formas, ralentizar su acción, y sobre todo preguntarse cómo va a utilizar este periodo de la vejez que se acerca.
Sean cuales sean las condiciones, siempre hay algo que hacer. Así pues, en lugar de sentir amargamente la pérdida de su belleza y de sus energías físicas, que se diga que es el momento de dirigirse hacia otras actividades, hacia otras fuentes de gozo.
Al tratar de interiorizarse, de profundizar dentro de sí mismo, hará brotar las energías espirituales que son, en cambio, inagotables.
Que siga también ejercitando su cerebro, que es el mejor de los instrumentos. El cerebro no se debilita con la edad al mismo tiempo que los demás órganos, porque las jerarquías divinas han depositado en él sus poderes... No se debilita, pero sólo si lo hemos alimentado durante mucho tiempo ejercitando el pensamiento."