4. LA AVENTURA URANTIANA
No olvidéis que se nos asignó Urantia como mundo de vida experimental. En este planeta hicimos nuestro sexagésimo intento de modificar y, de ser posible, mejorar la adaptación sataniana de los proyectos de vida nebadónicos, y consta que logramos numerosas modificaciones beneficiosas de los modelos de vida comunes. Para concretar, en Urantia hemos producido y demostrado de manera satisfactoria no menos de veintiocho características de modificación de la vida que le serán útiles a todo Nebadon en todo lo venidero.
Pero, el establecimiento de la vida en un planeta nunca es de carácter experimental en el sentido de que lo que no se ha probado o no se conozca se someta a prueba. La evolución de la vida es una técnica eternamente progresiva, diferencial y variable, pero nunca fortuita, incontrolada, ni del todo experimental, en el sentido casual.
Muchas características de la vida humana ofrecen abundantes pruebas de que el fenómeno de la existencia mortal se planeó con inteligencia, y de que la evolución orgánica no es una mera casualidad cósmica. Cuando una célula viviente se daña, dispone de la capacidad de elaborar ciertas sustancias químicas que están facultadas para estimular y activar las células normales adyacentes de tal modo que éstas comienzan inmediatamente la secreción de ciertas sustancias que facilitan los procesos curativos en la lesión; a la par, estas células normales no lesionadas comienzan a proliferar —de hecho emprenden la creación de nuevas células para reemplazar toda célula compañera que pudiese haber sido destruida por este daño.