Existe un dicho: Muele tus propios ingredientes y experimentarás felicidad. En términos del conocimiento espiritual, no es suficiente comprender intelectualmente, es esencial trasladar el conocimiento a nuestra experiencia práctica.
Por ejemplo, el conocimiento espiritual de que somos un alma, un ser de luz, cuya naturaleza original es la paz y la estabilidad, cuyo estado natural es de equilibrio y bienestar. Otro aspecto del conocimiento espiritual es la comprensión de Dios, el alma suprema, como la fuente elevada de luz y poder espiritual, nuestro benefactor constante y benevolente, con quien si sintonizamos nuestra mente e intelecto, accedemos a un inagotable caudal de recursos espirituales y fortaleza.
No es suficiente saberlo, necesitamos aceptarlo, reflexionar sobre ello, practicarlo en la vida y experimentarlo. Eso es lo que significa moler tus propios ingredientes y el fruto de ello es la experiencia de la felicidad, ya que el alma experimenta beneficio, logros y progreso.