En su relación con las criaturas de fusión revelan un amor excelso y un ministerio espiritual que profundamente confirma la declaración de que Dios es espíritu. Pero hay mucho que ocurre además de este ministerio trascendente y que no se ha revelado jamás a los mortales de Urantia.
Tampoco comprendemos plenamente qué es lo que realmente ocurre cuando el Padre Universal da de sí mismo para que sea parte de la personalidad de una criatura temporal. Tampoco ha revelado completamente la progresión ascendente de los finalistas del Paraíso las posibilidades plenas inherentes a esta asociación excelsa de hombre y Dios. En último análisis, los fragmentos Paternales deben ser un don del Dios absoluto a aquellas criaturas cuyo destino abarca la posibilidad del alcance de Dios como absoluto.
Así como el Padre Universal fragmenta su Deidad prepersonal, el espíritu Infinito individualiza porciones de su espíritu premente para residir en las almas evolucionarias de los mortales sobrevivientes que pertenecen a la serie de fusión con el espíritu y realmente fusionarse en ellas. Pero la naturaleza del Hijo Eterno no es fragmentable de esta manera; el espíritu del Hijo Original es difuso o discretamente personal. Las criaturas fusionadas con el Hijo están unidas con dotes individualizadas del espíritu de los Hijos Creadores del Hijo Eterno.