En el libro "La Balanza Cósmica", el Maestro Omraam M. Aivanhov nos habla de la gran enseñanza que hay en la “llave y la cerradura” y cómo generalmente sólo nos limitamos a tener el bolsillo o el bolso lleno de llaves con las que tenemos que abrir cerraduras a lo largo del día: casa, oficina, escritorio, llaves del vehículo…etc.etc. Distraídamente pasamos el día metiendo llaves y abriendo cerraduras.
Se trata de introducir una llave en una cerradura para abrir o cerrar una puerta - entre otras cosas -, o para hacer funcionar el encendido del automóvil. Siempre estamos con el uso de una llave con la que vamos a una cerradura.
¿Acaso no tenemos también que usar una llave para introducirla en una cerradura que nos abre la puerta del SER, la puerta que nos da acceso al Dios de nuestro Corazón, al Dios de nuestra Comprensión? ¿Sabemos dónde está esa llave? ¿Dónde dejamos la llave cuándo nos acostamos?
¿Dónde está la llave del intelecto con la que debo abrir mi corazón antes de tomar cualquier decisión?
Quizás en esa cantidad de llaves que cargamos encima, no tengamos claro cuál es la llave del Corazón
También cargamos encima llaves de orgullo, de los deseos, del egoísmo. Resulta que la gran llave quizás esté en el fondo de nuestro bolso o cartera o en un bolsillo o quizás no sabemos dónde la pusimos.
La llave y la cerradura representan los dos principios, el principio masculino y el principio femenino. Uno no puede estar sin el otro. Para poder introducir la llave (Espíritu) necesitamos la cerradura (materia)
Saludos fratenales,
JM