La fuente, ¡qué símbolo tan profundo y significativo! ¿Por qué? Porque nunca cesa de brotar y de manar. Y la fuente en nosotros, que no debe dejar nunca de brotar y de manar, pura, transparente, es el amor. A pesar de lo que nos suceda, nunca debemos dejar que nuestra fuente se seque.
¡Cuántas personas deciden cerrarse a los demás en cuanto descubren que les han engañado! ¡No hagas nunca eso! Antes, cuando ignorabas que te engañaban, tu fuente manaba al menos, y eras el primero en beneficiarce de este amor que brotaba en ti.
No te aconsejo la ingenuidad, la ceguera, evidentemente; al contrario, trata, en la medida que te sea posible, de ver a los seres con claridad. Pero si sucede que te engañan, dí que ello no es tan grave. Lo que es grave es que el amor deje de habitar en ti.
Así que, sean cuales sean las decepciones, las amarguras, las pruebas, deja que mane tu fuente: ella te devolverá el gozo, la inspiración y la fuerza."
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