Dios en mí es el manantial de todo poder y entusiasmo, la cuna de la compasión y el amor puros; la fuente de la verdadera sabiduría y comprensión. Ante las oportunidades y retos de la vida, Dios en mí es el único fundamento verdadero que me lleva hacia la gloria y el éxito.
Al considerar los deseos de mi corazón, así como mis metas y mis sueños, invito a y permito que el poder y la presencia de Dios me dirijan —de alma, cuerpo y corazón— hacia mi mayor bien. Irradio amor, gozo y paz cuando sigo a mi corazón. En armonía con lo Divino en mí, supero los retos y aprovecho las oportunidades con fe y optimismo. Confío los resultados finales a Dios.
Cuando Cristo, que es la vida de ustedes, se manifieste, entonces también ustedes serán manifestados con él en gloria.—Colosenses 3:4