La fe y
el amor crean felicidad. El temor y la
ira debilitan el carácter y destruyen la felicidad
Libro de Urantia. Pág.1573
Todos deseamos ser felices, pero la verdad son pocos los que
realmente se sienten plenos y contentos, porque se suele identificar la
felicidad con un acontecimiento favorable, una emoción especial, o con un golpe
de suerte. Sin embargo la felicidad es
algo mucho más integral y profundo, no pertenece al campo restringido de los
afectos o de los acontecimientos externos.
“Porque las seguridades temporales son vulnerables, en cambio las
certezas espirituales son permanentes”1096.
La verdadera felicidad es un estado de conciencia y por lo mismo brota
desde adentro, dando una nueva percepción y una nueva dimensión a la totalidad
de nuestra existencia. “Estos individuos
nacidos del espíritu, reciben una motivación nueva en la vida”
1766.
Se nos pasa la vida corriendo
tras ideales efímeros y olvidamos que “la meta máxima de la existencia humana
consiste en sincronizarse con la divinidad del Espíritu residente. El gran logro de la vida mortal es alcanzar
una consagración verdadera y comprensiva a los objetivos eternos del espíritu
divino que aguarda y trabaja dentro de tu mente. Pero este esfuerzo dedicado y determinado a
la realización del destino eterno, es totalmente compatible con una vida
regocijada y alegre y con una carrera de éxito honorable en la tierra”1206,
porque “la felicidad y el regocijo se
originan en la vida interior” 1220.
"
La felicidad más elevada está indisolublemente vinculada con el progreso
espiritual. El crecimiento espiritual produce un deleite duradero, una paz que
trasciende toda comprensión. En la vida física, los sentidos se percatan de la
existencia de las cosas; la mente descubre la realidad de los significados; pero
la experiencia espiritual revela al individuo los verdaderos valores de la
vida. En la vida física, los sentidos se percatan
de la existencia de las cosas; la mente descubre la realidad de los
significados; pero la experiencia espiritual revela al individuo los verdaderos
valores de la vida. Estos altos niveles de vida humana se logran en el amor
supremo de Dios y en el amor altruista del hombre. Si amas a tus semejantes,
debes haber descubierto sus valores. Jesús amaba tanto a los hombres, porque les
adjudicaba un valor muy alto. Puedes descubrir los valores de tus asociados
descubriendo sus motivaciones. Si alguien te irrita, te produce sentimientos de
resentimiento, debes buscar con simpatía el discernimiento de su punto de vista,
sus razones de una conducta censurable. Una vez que entiendas a tu prójimo, te
volverás tolerante, y esta tolerancia crecerá en amistad y madurará en el
amor."1007
La
felicidad reclama de la presencia de nuestro Espíritu, ya que sin él es muy
fácil el errar el camino. “La felicidad
humana se alcanza tan sólo cuando el deseo egoísta del yo y el impulso altruista
del yo superior (espíritu divino) están coordinados y reconciliados por la
voluntad unificada de la personalidad”1134.
“Cada paso que des, debe ser de buena voluntad, cooperación inteligente y
alegre”381 pues la alegría es la antesala a la felicidad.
No se puede ser feliz sin ser
alegre, con esa alegría sana y fácil que se produce cuando somos capaces de
reírnos de nosotros mismos y de no tomar a la tremenda las cosas del diario
vivir, olvidando ofensas y sin las cicatrices que dejan los rencores. Debes
“aprender que acrecientas tus cargas y disminuyes la posibilidad de triunfo, si
te tomas demasiado en serio. En cierta
ocasión que los apóstoles estaban muy solemnes y serios, Jesús alivió la tensión
con esa sonrisa fraternal y amistosa tan característica de él , siempre que sus
seguidores se tomaban a sí mismos o a un acontecimiento relacionado con ellos,
demasiado en serio” 1747.
No te
preocupes... ¡ SE FELIZ !
yolanda
silva solano
|